El arte del trazo
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El arte del trazo

Paloma Fadón

 

 

Pintar porque es con un pincel, un pincel japonés de kana: delicado, sutil,  de pelo flexible.

Deja su trazado modulando los sentimientos que las palabras contienen.

“Un trazo, que no es línea ni raya, que hay que atrapar en su comienzo y seguir su recorrido revolcándose en sí mismo alargando, replegando las formas de las letras que de tan sabidas se revuelven cariñosas, ariscas a veces, lanzadas, desbocadas se disuelven  arrastradas en el trazo se velan las palabras, desaparecen y ahí queda lo que queda ha salido de lo entrañado porque los pensamientos entrañados pujan por dejarse ver, que los vean que no me lean, que me miren una visibilidad nueva” dice Zambrano.

¿Queremos llamarle caligrafía?  Qué pena.

¿No se pintan palabras? Qué dirán los artistas chinos que llevan pintándolas desde siglos.

¿Qué también caligrafían? Claro, que hay diferencias poderosas y traducciones dudosas muchas.

¿Se entiende el arte del trazo chino en España? Poco y mal.

Aquí se presenta el trazo sobre papel de cáñamo Un trazo que encuentra el origen que tira de él para que se desvele desperece en el trazo chino cuando éste rompe con límites desentrañando la pasión del artista plástico que pincel en mano siente sin razones ni palabras el flujo de la Imaginación.

Divina imaginación que gracias a ella se construye lo real. Cuando se pintan palabras el trazo vuela, es puro movimiento, cambio,  transformación. Sólo queda dejarse llevar y… qué difícil.