Orden Musical
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Orden Musical

A lo que estamos acostumbrados, hoy en día, es al orden arquitectónico del espacio en el que nos desarrollamos. Esa España vaciada de la que tanto se habla en la sociedad actual, nos remite a la que está llena, llenándose cada día con personas que salen de la que se vacía, de la rural, la del campo, la de los pueblos que han de ir cerrándose porque ya no casan las personas con esa forma de vida. En cambio las ciudades se agrandan con calles y avenidas franqueadas por edificios de viviendas cuya arquitectura ordena el espacio en el aprendemos a movernos. El espectáculo de las estrellas nocturnas que en el campo nos invitan a la contemplación, lo sustituimos por las farolas bajo las que nos movemos para ir de un lugar a otro, la quietud y la mirada hacia arriba es, en el nuevo espacio arquitectónico, sustituido por el movimiento y la mirada hacia abajo.

Incipit vita nova

Cuando se compone una obra es lo mismo que ordenar un espacio. Y si lo que llevamos dentro, interiorizado por ser en el que desarrollamos diariamente nuestra vida, es el espacio arquitectónico de las ciudades en las que vivimos, en las que se abren los espacios culturales en los que exponer las obras que componemos, en definitiva, nuestro hábitat natural, siéndonos ya la naturaleza extraña y no entrañada por tanto, tenderemos, con una lógica aplastante, a ordenar el espacio de las obras de arte arquitectónicamente.

Sin embargo, cuando nos adentramos en la pintura de palabras, cuando cogemos el hilo del trazo, que tan desarrollado lo podemos encontrar en el Arte Chino, cuyos caracteres escritos tanto y tan bien han sido pintados, lo primero que sentimos es que el orden, su composición no está sujeta a lo que la arquitectura nos tiene acostumbrados. El orden es otro, está sin duda más cerca, está incluso dentro del orden musical.

El orden musical, como ya nos dejara escrito María Zambrano, armoniza las diferencias. No se atiene a un punto de vista, tan propio de lo arquitectónico, sino que va desplegando diferentes puntos desde los que ir transitando por la composición de la obra. No elige un trazo concreto, lo enriquece paso a paso con una enorme variedad de sutiles y evidentes diferencias. No lo dirige en un sentido concreto, más bien lo va haciendo ir y venir en un espacio que asimila el cosmos. Su característica principal es el movimiento y por ello le pide al espectador que no se detenga ante la obra, porque ésta pide ser recorrida con la mirada de principio a fin siguiendo el camino que traza en un tiempo que se abre al recuerdo de lo que está por llegar.

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