Poeta en Nueva York
No es un verso del poemario que nos ocupa pero Lorca dijo eso de que hay que mirar con ojos de niño y pedir la luna.
Y es importante remarcar que la gracia está en hacerlo siendo adulto, es decir flotando en equilibrio de contrarios que ahí es donde se fragua la experiencia de la vida… Mucho se dice de volver a la esencia, al origen, pero faltaría por identificar desde dónde se vuelve… Porque de eso depende el valor de la vuelta, el sentido íntimo y mundano que tiene. la vuelta al origen no es desarraigo del presente, es un desplazamiento de ida y vuelta que cala como experiencia, que se asienta como huella, que anida como un claro… No elegimos un tiempo, en el tiempo nos desplazamos sin encerrarnos en un periodo concreto.
Y da pie a los tres poemas que integran en capítulo V En la cabaña del farmer. Necesitó Lorca salir de la gran ciudad para reencontrarse con la Naturaleza que añora y recuerda porque no puede más sin ella… Ese ir en busca de lo que naturalmente es bello, no bello por fuera y desde los cánones establecidos por la razón. La natural es aquella BELLEZA que no busca serlo, lo es en base a su verdad… La verdad deslumbra las más de las veces y se vela en la belleza… Quien no ve esa belleza no puede aspirar a su verdad. Quien donde hay verdad ve fealdad no está preparado para verla… Y salimos de nuestro cascarón en su busca tanto de la regalada por la naturaleza como la creada por el hombre al emularla, son nuestros viajes de fin de semana y verano, los puentes que hacemos para desahogarnos y entre senderismo y museos quedamos ahítos de una belleza que buscamos desvelar…
Curioso que la que nos atrapa es la que se agarra a las entrañas, no a la vista…

hay que mirar con ojos de niño y pedir la luna

Cuando me quedo solo…

se tendió la vaca herida… que ya se fue balando…

agua fija en un punto. Respirando con todos sus violines sin cuerdas.
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